28 de mayo de 2025
La historia de la cruenta guerra en la barra de Los Andes y el inquietante arsenal secuestrado en los allanamientos

La Justicia allanó 20 domicilios y aprehendió a nueve personas e identificó a otras 26. Hernán Coronel, uno de los líderes de la facción oficial, está prófugo
Pero el fiscal no se quedó sólo con el enfrentamiento en el predio de Villa Albertina, sino que también sumó lo que ocurrió ese mismo 20 de abril después del partido, cuando el grupo de Lavallol, del Gula, fue a vengar a su líder y emboscó a diez cuadras del estadio Eduardo Gallardón a sus rivales. Otra vez un tiroteo, esta vez con dos heridos. Así, con la guerra declarada, el fiscal tomó testimonios, hizo tarea de inteligencia y mandó a allanar 20 domicilios donde logró la aprehensión de nueve personas y la identificación de otras 26. Entre los aprehendidos no estaba Coronel, pero sí Diego Sotelo, quien es quien maneja la barra siguiendo las órdenes de los hermanos. También cayeron los hermanos Villanueva, Jorge Píccoli y Maximiliano Frener, uno de los más complicados. Todos estos, además, integraron en distintos momentos la facción Lomas de Zamora de La Doce, la barra brava de Boca. Éstos, que son del grupo oficial, compartieron aprehensión con gente del grupo disidente, como Hugo Díaz, familiar del Gula, a quien también le allanaron el domicilio.
“Estamos en pleno proceso de investigación para poder terminar con esta historia de violencia que sucede en forma constante en el grupo radicalizado de Los Andes. Las armas que encontramos son ilegales y eso ya generó otra causa paralela, así como también la tenencia de estupefacientes. Y estamos buscando por todos lados a Coronel, que hoy está prófugo”, le dijo el fiscal Grieco a Infobae.Es que, si bien el herido fue el Gula Díaz, acá no hay buenos y malos, sino que todos pertenecen a este último bando. De hecho, el propio Gula, apenas se recuperó y tras salir del hospital, Ahora bien, ¿por qué se pelea la barra de Los Andes? No sólo por el negocio del fútbol, que en realidad lo que más aporta es el alquiler del predio de Villa Albertina para hacer torneos de fútbol por plata. Acá, la parte del león tiene que ver con una asociación ilícita que contiene narcomenudeo, desarmadero de autos, el cobro de seguridad en los puestos de La Salada como quedó al descubierto en la causa judicial sobre esa feria y, como si fuera poco, el peaje tarifado a los contratistas de obra pública que tienen que hacer conexiones de agua o luz en la zona y también a las empresas privadas que prestan servicios de telefonía e internet. Todo pasa por la barra más pesada del Sur del Conurbano, que sabe que se viene otro negocio gigante por delante: las pintadas, la seguridad y el reclutamiento de gente para los actos políticos con vistas a las elecciones provinciales de septiembre y las nacionales de octubre. Un combo explosivo que deja millones de pesos.En el medio de toda esta situación queda una dirigencia presa de los violentos y un equipo de fútbol que navega en el último tercio de la tabla de su grupo de la Primera Nacional, tras haber alcanzado el ascenso a esta categoría a fin del año pasado. En aquel momento todo era alegría y parecía que ambos grupos podían convivir en cierta calma distribuyendo los beneficios que obtenían de las actividades ilegales. Pero eso se terminó con la llegada de un 2025 que ya trajo tres episodios a balazos y que no parece que vaya a terminar así, con solo ver el arsenal reclutado en los allanamientos del domingo patrio.