1 de agosto de 2025
Una vértebra infantil, marcas de corte y el enigma del canibalismo: el hallazgo en Atapuerca que reabre viejos debates científicos

El descubrimiento de un hueso humano de 850.000 años con señales de manipulación revive la controversia sobre los rituales y la alimentación de los primeros europeos. Las interpretaciones dividen a los expertos
No obstante, la interpretación de estos rastros físicos lejos está de alcanzar consenso entre los especialistas. Michael Pante, paleoantropólogo de la Universidad Estatal de Colorado, sostiene que el canibalismo es un comportamiento muy poco común y que las marcas en los huesos pueden responder a otras explicaciones. Según Pante, la decapitación y despiezamiento podrían formar parte de rituales funerarios o prácticas simbólicas, y cuestiona la idea de que Homo antecessor cazase humanas para nutrirse deliberadamente de ellos. Argumenta además que la evidencia directa de canibalismo en el registro arqueológico mundial sigue siendo escasa y fragmentaria, incluso en yacimientos destacados como Atapuerca.
El fenómeno del canibalismo entre homínidos no es exclusivo de Atapuerca. Existen registros similares en enclaves tan lejanos como la cueva mesolítica de Gough, en Inglaterra, el corazón neolítico de Herxheim en Alemania, y yacimientos africanos donde se hallaron algunos de los restos más antiguos. Especies como los neandertales también muestran signos similares en ciertas regiones, al igual que Homo sapiens en etapas más recientes. Sin embargo, las motivaciones varían: aunque a menudo el consumo de carne humana se asocia con prácticas rituales, en condiciones de estrés ambiental o social extremo también fue una respuesta nutricional.
El hallazgo de una vértebra infantil con cortes en Gran Dolina reafirma la posición de Atapuerca como uno de los laboratorios naturales fundamentales para estudiar el comportamiento de los primeros parientes humanos en Europa. Más allá de la controversia inmediata sobre el canibalismo, la riqueza del yacimiento continúa arrojando luz sobre la variedad de estrategias de subsistencia, interacción social y formación cultural de los homínidos arcaicos. Cada nuevo descubrimiento en Atapuerca permite profundizar en los matices y complejidades del pasado humano, confirmando que la evolución cultural y biológica de nuestra especie —y de otras que nos precedieron— fue mucho más rica y diversa de lo que se pensó durante décadas. La historia de la humanidad, y los vestigios que la sustentan, siguen invitando a la reflexión y a la revisión constante de nuestro origen.