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9 de mayo de 2025

Las 28 ciudades más grandes de Estados Unidos se están hundiendo lentamente

Científicos explican las razones de por qué este fenómeno, anteriormente asociado con zonas costeras, ahora afecta a ciudades del interior. Puentes y edificios pueden estar en riesgo donde reside el 12% de la población del país

>Las grandes ciudades de Estados Unidos enfrentan un desafío creciente que podría comprometer tanto la infraestructura urbana como la calidad de vida de millones de personas. Un Este fenómeno, anteriormente asociado principalmente con zonas costeras, ahora afecta también a ciudades del interior, como Denver, Indianápolis y Nashville. A medida que el hundimiento progresa, las consecuencias podrían ser graves: edificios, puentes, carreteras y otras infraestructuras corren el riesgo de verse afectadas por el colapso de los terrenos.

La causa principal del hundimiento está vinculada al bombeo de aguas subterráneas. Cuando el agua es extraída a un ritmo superior al que puede ser repuesta por la naturaleza, los acuíferos se colapsan, lo que provoca que el terreno se compacte. Este proceso, aunque lento, afecta a áreas de gran densidad poblacional. El análisis de datos satelitales muestra que, aunque la tasa de hundimiento varía, todas las principales ciudades estadounidenses experimentan este fenómeno.

Las 28 ciudades analizadas albergan a más de 34 millones de personas, lo que representa aproximadamente el 12 % de la población estadounidense. De estas ciudades, al menos el 20 % de las áreas urbanas están experimentando hundimientos, y en 25 de ellas, al menos el 65 % del territorio está afectado.

Aunque el hundimiento puede parecer insignificante en un principio, ya que ocurre a un ritmo de entre 2 y 10 milímetros por año, los impactos a largo plazo son significativos. Este desplazamiento gradual del terreno afecta la estabilidad de los edificios y otras infraestructuras, lo que podría resultar en daños estructurales importantes si no se toman medidas preventivas.

El hundimiento del terreno es un peligro de lenta evolución con consecuencias ambientales y socioeconómicas adversas a nivel mundial. Si bien a menudo se considera únicamente un peligro costero debido al aumento relativo del nivel del mar, el hundimiento también amenaza las zonas urbanas del interior, aumentando el riesgo de inundaciones, daños estructurales e interrupciones del transporte. Sin embargo, a menudo faltan tasas de hundimiento espacialmente densas que capturen variaciones granulares a alta densidad espacial, lo que dificulta la evaluación de los riesgos asociados a la infraestructura”, explicaron los investigadores en el trabajo publicado.

Y agregaron: “En este estudio, utilizamos mediciones geodésicas espaciales de 2015 a 2021 para crear mapas de alta resolución de las tasas de hundimiento de las 28 ciudades más pobladas de EEUU. Estimamos que al menos el 20 % del área urbana se está hundiendo en todas las ciudades, principalmente debido a la extracción de agua subterránea, lo que afecta a unos 34 millones de personas. Además, más de 29.000 edificios se ubican en zonas de alto y muy alto riesgo de daños, lo que indica una mayor probabilidad de daños a la infraestructura. Estos conjuntos de datos e información son cruciales para desarrollar políticas ad hoc que adapten los centros urbanos a estos complejos desafíos ambientales”.

El caso más alarmante es el de Houston, donde más del 40 % de la superficie de la ciudad se hunde a una tasa superior a los 5 milímetros por año, y algunas áreas experimentan hundimientos de hasta 5 centímetros anuales. Este fenómeno es aún más pronunciado en algunas zonas de Texas, donde las tasas de hundimiento son de aproximadamente 5 milímetros al año, con algunas áreas de Houston alcanzando hasta 10 milímetros anuales.

En el caso de ciudades como Nueva York, Washington D.C. y Las Vegas, el hundimiento es más notorio en áreas donde las tasas de subsidencia son variables. En estos lugares, las diferencias en el movimiento del suelo pueden generar tensiones y afectar la estabilidad de las infraestructuras. Un problema particularmente grave es el hundimiento diferencial, que ocurre cuando unas áreas se hunden a una velocidad mayor que otras, lo que genera desajustes en la alineación de los cimientos de los edificios y las infraestructuras.

En ciudades como San Antonio y Austin, se detecta que una proporción considerable de los edificios está ubicada en áreas donde el riesgo estructural es elevado debido a la variabilidad en la subsidencia. Por ejemplo, en San Antonio, uno de cada 45 edificios está en alto riesgo de sufrir daños debido a este fenómeno, mientras que en Austin la proporción es uno de cada 71 edificios.

Sin embargo, el mayor factor sigue siendo la extracción de agua, especialmente en regiones como Houston, Dallas y Fort Worth, donde la extracción intensiva de agua subterránea para consumo humano, industrial y agrícola afecta gravemente la estabilidad del terreno.

Las consecuencias del hundimiento no solo se limitan a los daños estructurales. Con el tiempo, los efectos acumulativos de este fenómeno pueden aumentar los riesgos de inundaciones, especialmente en ciudades con sistemas de drenaje ya sobrecargados. A medida que el terreno se hunde, los patrones de drenaje pueden alterarse, lo que incrementa la probabilidad de inundaciones locales, incluso durante episodios normales de lluvia. Estos cambios en los patrones de drenaje pueden poner en peligro la vida de los residentes y afectar gravemente la infraestructura urbana.

A pesar de la magnitud del problema, los expertos también se muestran optimistas respecto a la posibilidad de mitigar los efectos del hundimiento. Según Manoochehr Shirzaei, coautor del estudio y geofísico de la Universidad de Virginia Tech, “con un mejor monitoreo, un desarrollo urbano más inteligente y políticas que aborden el uso del agua y la resiliencia de las infraestructuras, podemos frenar o incluso detener el hundimiento y proteger nuestras ciudades para las generaciones futuras”.

De esta manera, aunque el hundimiento de los terrenos es un problema creciente y potencialmente devastador, los expertos creen que es posible mitigar sus efectos si se adoptan medidas preventivas adecuadas.

Con el crecimiento de la población urbana y la creciente demanda de agua, es crucial que las autoridades locales y los responsables de la planificación urbana adopten medidas para gestionar este problema y proteger la infraestructura y la seguridad de los residentes. El monitoreo constante y la implementación de políticas eficaces son fundamentales para abordar este desafío antes de que sea demasiado tarde.

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