23 de abril de 2025
Francisco fue un jugador clave para resolver conflictos en América Latina, influir en Medio Oriente y apoyar los Derechos Humanos

El Papa dejó un legado de política exterior vinculado a la defensa de la diplomacia y la fe religiosa como método para resolver las crisis internacionales y evitar que la humanidad sufra discriminación, muerte y exilio
Dos semanas después, en su primera gira internacional, Francisco viajó hasta Brasil. La Iglesia había perdido visibilidad en la sociedad, y su influencia mundial se reducía a reuniones protocolares sin peso específico.
Las visitas a Lampedusa y Copacabana no fueron hechos aleatorios protagonizados por el Papa, ni implicaban decisiones del Vaticano tomadas frente a la coyuntura y los medios de comunicación. Francisco tenía una idea de la Iglesia y su impacto en el mundo.
“¡Pido a Dios que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo! La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común”, sostuvo Francisco en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium.“Precisamente, ahora, en este nuestro mundo atormentado y herido, es necesario volver a aquella solidaridad de hecho, a la misma generosidad concreta que siguió al segundo conflicto mundial (… ) Los proyectos de los padres fundadores, mensajeros de la paz y profetas del futuro, no han sido superados: inspiran, hoy más que nunca, a construir puentes y derribar muros”.
En este contexto ideológico, Francisco viajó a Medio Oriente para protagonizar una gira histórica a Israel, Jordania y Palestina (West Bank). El Papa planteó que era posible la convivencia entre judíos y árabes, y para probar su mirada ecuménica decidió que sus amigos Abraham Skorka -rabino- Omar Abboud -profesor musulmán- lo acompañaran en su viaje por Tierra Santa.Abbas ya era cuestionado por Hamas que ocupaba la Franja de Gaza y era respaldado por Irán y Hezbollah, mientras que Peres tenía poco consenso en una gabinete que se movía al compás de la agenda que fijaba el premier Benjamín Netanyahu.
Nueve años más tarde de esa cita en Roma, Hamas ejecutaba el peor ataque terrorista contra Israel.La agenda global de Francisco tuvo su éxito histórico cuando intervino para que Estados Unidos y Cuba descongelaran sus relaciones bilaterales. La Habana era proxy de la Unión Soviética en el área de influencia de la Casa Blanca, y los vínculos diplomáticos entre ambos países estaban bajo cero grados.Barack Obama se reunió a solas con Francisco en el Vaticano, y el Papa abrió un backchannel con Raul Castro, que ya había sucedido a Fidel en el control del regimen cubano. Desde ese momento, en Canadá, enviados de Washington y La Habana negociaron en secreto bajo los auspicios de Francisco.
“Le agradezco al Papa lo que hizo por Cuba. Leo todos sus discursos, y si el Papa continua hablando así, volveré a rezar y regresaré a la Iglesia. Y no lo digo en broma”, sostuvo Castro durante una visita al Vaticano.
“Santo Padre, estamos agradecidos por su inestimable apoyo a nuestro nuevo comienzo con el pueblo cubano, que ofrece la promesa de mejores relaciones entre nuestros países, una mayor cooperación en todo el continente y una vida mejor para el pueblo cubano”, afirmó Obama antes de recibir a Francisco en la Casa Blanca.La mediación de Francisco entre Estados Unidos y Cuba ocurrió por su formación histórica. El Papa conocía la trama de la Guerra Fría, y ese conocimiento le permitió resolver situaciones complejas cuando avanzaba la negociación entre Washington y La Habana.Así fue como Francisco decidió su viaje a los campos de exterminio nazi en Auschwitz y Birkenau, adonde fueron asesinadas millones de personas por orden de Adolfo Hitler. El Papa siempre reiteraba que el conocimiento de la historia permite tomar decisiones que pueden evitar futuras tragedias humanas.
Francisco recorrió Auschwitz en silencio, y dejó su posición escrita en el libro de visitantes del campo de concentración: “Señor, perdón por tanta crueldad”, escribió con su letra redonda.
Después de visitar Georgia, Azerbaiyán, Suecia, Egipto, Portugal, Colombia, Bangladesh y Myanmar, el Papa regresó a América Latina con una visita oficial a Chile y Perú. Fue una gira compleja para Francisco, en un escenario atravesado por denuncias de corrupción y abusos sexuales a menores cometidos por religiosos.
“El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar (...) No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia”, dijo el Papa causando un profundo malestar en la comunidad religiosa de Chile.
“Hice una herida sin quererlo y esto me ha dolido mucho. Sé cuánto sufren y sentir que el papa les dice en la cara que le den una carta con la prueba, es una bofetada. Me doy cuenta de que mi expresión no fue feliz, porque no lo pensé”, admitió Francisco cuando volaba de regreso a Roma.
Hasta sus últimas horas, el Papa pidió perdón por sus afirmaciones en la gira de Chile y Perú. Un error conceptual que puso en jaque su mirada de la fe y el mundo.
Cuando comprendió que Japón no se rendiría al final de la Segunda Guerra Mundial, Harry Truman ordenó desde la Casa Blanca que se lanzarán dos bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki. Fue una tragedia para la humanidad, un hecho histórico que marco para siempre al siglo XX.“La única arma digna del hombre y capaz de garantizar la paz duradera es el diálogo”, enfatizo Francisco ante las víctimas de las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos”.
Luego de viajar a Hungría, Eslovaquia, Chipre, Grecia, Malta, Canadá, Kazajistán, Bahrein, Congo, Sudán del Sur, Portugal, Mongolia, Indonesia, Papua, Timor Oriental, Singapur, Luxemburgo y Bélgica, entre 2019 y 2024, Francisco aterrizó en el aeropuerto francés de Ajaccio, (Córcega).Su cerebro estaba intacto, su cuerpo tenía 88 años.
Y allí dejó su último mensaje en extramuros: