31 de julio de 2025
La producción industrial de China cayó por cuarto mes consecutivo y agudiza la crisis estructural del régimen de Xi Jinping

El índice PMI manufacturero se ubicó en 49,3 puntos en julio, por debajo del umbral de expansión y de los 49,7 registrados en junio, mientras los sectores de servicios y construcción también mostraron signos de desaceleración
De los cinco subíndices que integran el PMI manufacturero, solo producción y plazos de entrega se mantuvieron en zona positiva. El resto —nuevos pedidos, inventarios y empleo— continuaron en contracción, lo que evidencia un problema más profundo en las expectativas de demanda y en la capacidad operativa de las fábricas chinas.
La Oficina Nacional de Estadística atribuyó parte del retroceso a condiciones meteorológicas extremas —como inundaciones y olas de calor—, aunque expertos señalaron que la caída va más allá de factores climáticos. “La demanda se está debilitando”, remarcó Huang.
La desaceleración tampoco se limita a la industria. El índice PMI no manufacturero —que incluye servicios y construcción— también mostró una caída, pasando de 50,5 en junio a 50,1 en julio, su nivel más bajo desde noviembre del año pasado. El componente de la construcción fue el más golpeado, al caer de 52,8 a 50,6, mientras que los servicios quedaron al borde de la contracción.
“La caída en la construcción no puede explicarse solo por el clima”, señaló la analista, quien agregó que el impulso de infraestructura ligado al gasto fiscal se está agotando, y que la construcción residencial continúa bajo presión.El PMI compuesto, que agrupa la evolución de todos los sectores, descendió de 50,7 a 50,2, reflejando una desaceleración generalizada. Para los analistas, este deterioro evidencia la falta de reacción efectiva por parte de las autoridades chinas, que mantienen una postura ambigua mientras el país pierde competitividad global.“Dudamos que el resto del año muestre una mejora significativa”, concluyó Capital Economics, al señalar tanto la debilidad de las exportaciones como la falta de medidas contundentes desde el poder central. En un clima de desconfianza, el modelo económico chino muestra signos de agotamiento mientras aumenta la presión internacional sobre Beijing.