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13 de noviembre de 2025

El cambio climático podría aumentar la actividad sísmica y volcánica, alerta un estudio internacional

El análisis de la historia del lago Turkana, liderado por la Universidad de Auckland, muestra cómo cambios en los niveles de agua alteran la presión sobre las fallas tectónicas, según expertos citados por TIME

>El Según la investigación citada por TIME, las variaciones en los niveles de agua de grandes lagos, como Turkana, pueden modificar la presión sobre las fallas tectónicas, alterando la actividad sísmica en escalas de tiempo mucho más cortas de lo que se pensaba.

El trabajo, publicado en Scientific Reports y recogido por TIME, sostiene que, aunque las fuerzas tectónicas dominan el proceso de fractura continental, el clima desempeña un papel clave al modular la velocidad de estos procesos.

Muirhead explicó que el clima puede impulsar fases de mayor actividad sísmica o volcánica, dependiendo de los cambios en el entorno. El equipo, que también incluyó a Chris Scholz, profesor de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Syracuse, recopiló datos sísmicos de 27 fallas bajo el lago Turkana, abarcando los últimos 10.000 años, un periodo marcado por importantes transformaciones climáticas en África Oriental.

El mecanismo identificado por los investigadores se basa en el peso del agua acumulada en grandes lagos o glaciares. El agua ejerce una presión considerable sobre la corteza terrestre: en el caso de Turkana, cada metro cúbico pesa 1.000 kilogramos, lo que, multiplicado por el volumen del lago, genera una fuerza capaz de suprimir la actividad de las fallas y la producción de magma.

Scholz, coautor del estudio, señaló a TIME que los niveles de agua en el lago Turkana reflejan el “hidroclima” regional y que, durante los intervalos más húmedos, el lago era mucho más profundo que en la actualidad.

El caso del lago Turkana ilustra cómo los cambios climáticos pueden desencadenar procesos geológicos en escalas de tiempo relativamente cortas. Los investigadores observaron que las variaciones en el nivel del lago, de hasta 137 metros, ocurrieron en periodos de siglos, y que los cambios de presión asociados se transmitieron casi de inmediato a las fallas, aumentando la probabilidad de actividad sísmica.

El sistema magmático, en cambio, respondió en escalas de miles de años. Modelos climáticos citados por TIME prevén que, en las próximas décadas, la región experimentará un aumento de lluvias, lo que podría elevar el nivel del lago y reducir el riesgo sísmico local, aunque conllevaría otros peligros, como inundaciones.

Fenómenos similares se han documentado en otras partes del mundo. Muirhead y su equipo destacaron en TIME que la retirada de glaciares al final de la última Edad de Hielo provocó un aumento de la actividad sísmica en América del Norte y Europa.

La rapidez con la que se producen estos cambios, en comparación con otros procesos geológicos que suelen desarrollarse durante millones de años, tiene implicaciones directas para la gestión de riesgos y la planificación urbana.

En este contexto, Muirhead subrayó en TIME la importancia de incorporar el estado actual del clima y los volúmenes de agua de los lagos en las evaluaciones de riesgo sísmico, especialmente en regiones de fractura continental como Turkana, donde estos factores pueden modificar la frecuencia y la magnitud de los terremotos.

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