28 de mayo de 2025
SpaceX lanzó con éxito al poderoso cohete Starship: se acercó más al objetivo de un vuelo tripulado a la Luna y a Marte

Los dos lanzamientos anteriores terminaron en una bola de fuego, por lo que la empresa de Elon Musk logró un vuelo exitoso y un descenso controlado en el océano Índico
La nave despegó a las 19:37 hora local (23:30 GMT) desde Starbase, luego de una demora de siete minutos en la cuenta regresiva.
Esos mismos dos vuelos consecutivos terminaron en explosiones, por lo que el foco no está puesto en lograr una misión perfecta, sino en acumular datos críticos en el despegue y vuelo de Starship, en esta ocasión la S35, que permitan corregir errores estructurales y mejorar el diseño de la aeronave con el fin de que pueda permanecer hasta una hora en el espacio y que no termine explotando en el espacio.
El vuelo transmitido en vivo por los canales oficiales de SpaceX, con una presentación previa de Elon Musk centrada en el futuro del programa y sus implicancias para la colonización marciana. El cronograma del lanzamiento estuvo previsto para las 18:30 hora local en Texas (23:30 UTC y 20.30 hora argentina), con horarios adaptados a diversas regiones del mundo. Se demoró finalmente unos siete minutos y despegó 20:37 hora Argentina
El test se propone lograr avances en áreas como reentrada atmosférica, reencendido de motores en el espacio y despliegue de carga útil, elementos fundamentales para validar la arquitectura de un sistema de lanzamiento reutilizable a gran escala.Estas pruebas incluyen un giro controlado posterior a la separación, logrado mediante el bloqueo selectivo de respiraderos, y un descenso con ángulo de ataque aumentado para maximizar la resistencia atmosférica y minimizar el uso de propelente.
Además, se activó un motor de respaldo durante el encendido de aterrizaje para simular un fallo parcial y comprobar si el vehículo puede completar su maniobra con dos motores centrales.Esta reutilización constituye un paso esencial hacia el objetivo de crear un vehículo totalmente reutilizable, capaz de reducir costos por lanzamiento y aumentar la cadencia operativa. La Administración Federal de Aviación (FAA) ya otorgó a SpaceX la aprobación para aumentar sus lanzamientos anuales de cinco a 25, lo que refuerza la necesidad de estandarizar y recuperar cada etapa del cohete.
La etapa superior de Starship, denominada S35, incluye una lista de pruebas críticas que no pudieron completarse en los vuelos anteriores. El primero de estos objetivos es el despliegue de ocho simuladores de satélites Starlink v3, una carga útil diseñada para probar la capacidad de liberar objetos en una trayectoria suborbital controlada. Será el primer intento formal de desplegar carga desde una Starship, un paso esencial para futuras misiones comerciales o científicas. Al igual que los prototipos anteriores, estos simuladores no están destinados a alcanzar una órbita funcional, sino a demostrar que el sistema puede realizar separaciones múltiples sin comprometer su trayectoria.En vuelos anteriores, esta maniobra falló por problemas en las líneas de combustible o malfuncionamientos del sistema de ignición. En esta ocasión, SpaceX incorporó ajustes en las válvulas y los sensores de presión para evitar repeticiones del error.
La reentrada es otra prueba de resistencia. La S35 fue modificada para llevar menos losetas térmicas, dejando zonas expuestas a propósito para estudiar su comportamiento bajo estrés. Entre los elementos experimentales se incluye una loseta metálica con refrigeración activa, destinada a evaluar soluciones alternativas al tradicional escudo cerámico. También se incorporaron bordes redondeados y biselados en las placas restantes, con el objetivo de evitar puntos de acumulación de calor que podrían generar fallas estructurales.El perfil de descenso fue más agresivo que en ocasiones anteriores, con un ángulo que busca estresar deliberadamente los flaps traseros del vehículo. Estas superficies de control fueron responsables de fallos en vuelos anteriores, por lo que SpaceX decidió someterlas a condiciones extremas para validar su diseño.
En esta fase, la nave debió desacelerar lo suficiente como para permitir un amerizaje controlado en el océano Índico, en un área programada para coincidir con la luz solar. Esto facilitó la observación desde satélites y aviones de seguimiento.Según el contrato firmado, Starship debe realizar al menos un alunizaje no tripulado y regresar a la órbita lunar antes de ser autorizada para transportar astronautas. El lanzamiento tripulado está previsto para 2027, por lo que el calendario impone presión sobre cada vuelo de prueba.
Aunque los fallos previos redujeron las expectativas, este noveno vuelo representa una oportunidad crucial para recuperar credibilidad técnica y validar cambios introducidos en la nave y el propulsor.Mientras tanto, SpaceX continúa con su estrategia de iteración rápida: probar, ajustar, volver a lanzar. La IFT-9 no es el destino, sino un paso más en un programa que no persigue solo éxitos inmediatos, sino soluciones sostenibles para el futuro del transporte espacial.