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6 de agosto de 2025

Cómo los dientes fosilizados de dinosaurios permiten reconstruir el clima prehistórico

Una nueva técnica aplicada a restos paleontológicos permite reconstruir la composición del aire y el comportamiento de la vegetación en tiempos remotos. Por qué advierten que estos registros pueden modificar la comprensión sobre sistemas ecológicos antiguos

>Una investigación liderada por un equipo internacional de científicos abrió nuevas vías para entender la atmósfera de la El estudio desarrollado por investigadores de las universidades de Göttingen, Mainz y Bochum demuestra que estos dientes actúan como verdaderas cápsulas del tiempo y permiten acceder a datos precisos sobre las condiciones ambientales que dominaron la Tierra durante el reinado de los dinosaurios.

La El procedimiento desarrollado representa una herramienta novedosa para reconstruir el clima prehistórico. Los científicos consiguieron identificar las proporciones relativas de los tres isótopos naturales de oxígeno presentes en el esmalte dental, que reflejan la composición del oxígeno inhalado y se ven modificados por factores como la cantidad de dióxido de carbono atmosférico y la actividad fotosintética de la vegetación.

El esmalte de los dientes, conocido por su extraordinaria estabilidad biológica, conserva de manera sobresaliente la información isotópica, lo que posibilita una lectura directa de las condiciones atmosféricas del pasado.

Hasta la fecha, la paleoclimatología se basaba principalmente en el análisis de carbonatos del suelo y de proxies marinos, indicadores presentes en ambientes acuáticos que funcionan como testigos indirectos del clima antiguo.

Esta nueva técnica se convierte en el primer método específico para vertebrados terrestres, permitiendo ampliar las fuentes de información y reducir la incertidumbre de los enfoques tradicionales. La capacidad de estudiar los tres isótopos de oxígeno en dientes fosilizados representa un avance crucial en la comprensión de los climas prehistóricos, según afirmó la Universidad de Mainz.

La investigación revela aumentos considerables en las concentraciones de CO₂ durante la era de los dinosaurios. En el Jurásico tardío, hace aproximadamente 150 millones de años, la atmósfera tenía niveles de dióxido de carbono cuatro veces superiores al periodo preindustrial. Este dato marca una diferencia sustancial respecto a la actualidad y permite un entendimiento más profundo de los mecanismos de los climas de efecto invernadero antiguos.

Para el Cretácico tardío, entre 73 y 66 millones de años atrás, la concentración de CO₂ se situaba en torno a tres veces la del periodo preindustrial. Los científicos destacan que estos valores fueron posibles gracias a la precisión derivada de la medición isotópica en dientes, una aproximación hasta ahora inexplorada en especímenes terrestres. Este punto de referencia resulta esencial para comparar la evolución de la atmósfera a lo largo del tiempo, previo a la alteración antrópica.

Además de analizar los gases atmosféricos, el método permitió conocer la actividad vegetal global durante la era mesozoica. Según los datos recogidos, la producción primaria de las plantas duplicaba la capacidad observada en la actualidad. Este hallazgo indica que los elevados niveles de CO₂ y las temperaturas medias altas potenciaron la fotosíntesis en la vegetación terrestre y acuática, incrementando de forma significativa la productividad de la biomasa.

Los autores vinculan el dinamismo climático mesozoico con esta elevada productividad vegetal, explicando que la vegetación respondió con un desarrollo y una actividad notablemente mayores que las que se presentan hoy. Los registros obtenidos en los dientes permiten comprender mejor esta singularidad del clima en época de dinosaurios.

El análisis isotópico mostró combinaciones inusuales en dientes de especies como Tyrannosaurus rex y Kaatedocus siberi. Estas anomalías indican la existencia de picos repentinos de CO₂ que, según los científicos, podrían estar relacionados con intensos episodios volcánicos, como las erupciones de la región de Deccan Traps en la actual India hacia el final del Cretácico.

Esta conexión sugiere que las variaciones químicas detectadas en los fósiles reflejan episodios de alteraciones atmosféricas drásticas causadas por la geología terrestre. Los datos, además, refuerzan la hipótesis de que los aumentos abruptos de CO₂ están directamente asociados a grandes extinciones y transformaciones ecológicas, especialmente durante los cambios de era, de acuerdo con las observaciones del equipo investigador.

Según la Universidad de Mainz, esta investigación representa una mejora fundamental para la paleoclimatología, ya que brinda una alternativa a los estudios centrados exclusivamente en sedimentos y marcadores marinos. El método nuevo permite aproximarse directamente a las condiciones atmosféricas experimentadas por animales terrestres a través del análisis detallado del esmalte dental fosilizado.

Dientes fosilizados, isótopos precisos y vinculaciones volcánicas conforman las claves de este avance, que amplía el horizonte del estudio climático prehistórico y refuerza la relevancia de los fósiles terrestres para descifrar el pasado de nuestro planeta.

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