1 de agosto de 2025
Desarrollan una innovadora técnica para recrear el canto de los grillos antiguos

Un equipo de científicos de la Universidad de Western Ontario busca reproducir los sonidos que emitían insectos preservados durante décadas en colecciones científicas. Los resultados
En 2012, Mhatre y su equipo publicaron uno de los primeros estudios utilizando modelos computacionales que simplificaban el comportamiento de las alas considerando algunas zonas inmóviles, especialmente donde hay alta densidad de venas.
“Hay una alta densidad de venas en las alas anteriores de los grillos, por lo que consideramos estas partes del ala prácticamente inmóviles en nuestro modelo. Y este enfoque se ha mantenido durante más de una década”, detalló la investigadora. Sin embargo, la movilidad parcial de esas áreas y la ausencia de criterios claros para definir “alta densidad” de venas dificultaban extrapolar el modelo a otras especies o a alas no analizadas todavía.Para superar estas barreras, el equipo de la Universidad de Western Ontario desarrolló un modelo computacional ajustado a la estructura real de las alas de los grillos, centrado en la especie Teleogryllus oceanicus. Este modelo incorpora tanto la geometría y venación como parámetros mecánicos (módulo de Young, espesor celular) recolectados experimentalmente mediante técnicas como la tomografía de coherencia óptica.
Los resultados indicaron que el modelo predijo correctamente los patrones vibratorios observados en alas frescas y aquellas que no se habían utilizado para ajustar el modelo.
Se comprobó que las alas secas presentaban frecuencias de resonancia más altas por el incremento de rigidez, pero recuperaban la frecuencia original después de rehidratarse o de ajustar computacionalmente dicha rigidez.El estudio mostró que el rango de vibración reproducido por el modelo coincide con el de alas vivas, especialmente para el modo de vibración principal, conocido como harp, responsable del canto predominante. El modelo fue robusto empleando un módulo de Young de 6,5 gigapascales y un espesor de membrana de 2,25 micrómetros.
En alas preservadas, la investigación confirmó que la desecación multiplica la rigidez y eleva la frecuencia de resonancia, aunque la rehidratación devolvió frecuencias similares a los especímenes vivos. La amplitud y el factor de calidad, sin embargo, no se recuperaron del todo. Simulando computacionalmente estos efectos, el método permite inferir las propiedades acústicas originales y reconstruir el canto de grillos almacenados en museos o incluso fósiles, siempre que se controle el estado de hidratación.