Lunes 23 de Junio de 2025

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23 de junio de 2025

Cuál es el “amortiguador” del Gobierno para afrontar el impacto de un shock externo sobre la marcha de la economía

Expectativa por un mercado global más volátil por la tensión en Medio Oriente. El riesgo país volvió a subir por encima de los 700 puntos y mantiene al país fuera del financiamiento en Wall Street

>La posibilidad concreta de que los mercados financieros globales operen con alta volatilidad por la tensión en crecimiento en Medio Oriente pone bajo presión algunos de los aspectos del plan económico. Una aversión al riesgo entre los inversores internacionales quitará posibilidades de financiamiento al programa oficial y el Gobierno buscará dar un mensaje de mayor austeridad.

En ese contexto, la necesidad de dólares del sector público en el marco de la actual fase del plan económico puede darse de frente con un clima inversor adverso. En las últimas semanas el Banco Central flexibilizó las barreras de ingreso y salida de capitales del exterior para facilitar la puesta en marcha del nuevo Bonte 2030, que permite captar dólares de inversores a cambio de un títulos en pesos.

Un informe reciente de GMA Capital arriesgó una explicación sobre por qué el riesgo país se mantiene elevado y qué factores podrían hacerlo bajar. “Ahora que el cepo está rumbo a su extinción, el costo del dinero de la economía está más arbitrado con las tasas internacionales. En rigor, el modelo de paridad de tasas opera con mayor fuerza”, definió.

“Esto significa que la tasa de interés de Argentina refleja el costo internacional, la inflación esperada más una prima de riesgo, de la cual el riesgo país forma parte. De ahí la importancia de abatir este último componente”, aseguró GMA Capital. “¿Qué podría hacer que la prima de riesgo prosiga su recorte? Por lo pronto, el pedido del mercado es que el BCRA acumule reservas netas y que el oficialismo obtenga un buen resultado en las elecciones de octubre >En un informe en profundidad sobre la coyuntura, Eco Go planteó a su vez que en un escenario como el actual “no luce financiable un aumento sistemático en el déficit de cuenta corriente partiendo de uno en torno a 1,3% del PBI en 2025 (USD 9.000 millones), sobre todo cuando en 2026 se habilita el giro de utilidades al exterior y vencen USD 20.000 millones”.

“El Gobierno consiguió los dólares del FMI para un programa que implicaba un dólar y una tasa de interés más altos, priorizando la acumulación de reservas”, continuó, pero el programa luego buscó priorizar “la baja en la inflación y el rebote del crédito al sector privado y de la actividad”. “El riesgo país cayó, pero se estancó en torno a los 700 puntos básicos. La decisión de no comprar dólares no termina de cerrar a quienes hacen las cuentas y miran: el aumento en las importaciones mientras se estancan las exportaciones, el aumento del turismo emisivo mientras se desploma el receptivo y el creciente desequilibrio externo”, concluyó el informe de la consultora.

En el Gobierno reconocen que el frente externo puede representar un viento de frente concreto que lleve volatilidad a los activos argentinos, y por esa razón aceleraron el ajuste para poder mostrar ante el mercado (y ante el Fondo Monetario Internacional, en la misión técnica que iniciará en los próximos días), un compromiso fiscal más alto de lo previsto. El presidente Javier Milei había instruido a sus funcionarios, en los días previos al anuncio del acuerdo con el FMI, fijar un objetivo de superávit primario más alto del previsto, desde 1,3% del PBI hasta 1,6 puntos del Producto. Una diferencia de unos 2,5 billones de pesos.

Esa señal fiscal de mayor ajuste puede verse, a su vez, desafiado por la propia dinámica de ingresos y gastos. Un informe del Grupo SBS consideró: “Seguimos dando al gobierno el beneficio de la duda respecto a la meta de superávit fiscal primario de 1,6 puntos porcentuales del PBI para este año. Reiteramos que la historia de inversión de Argentina en el mediano/largo plazo se podrá volver sosteniblemente atractiva en caso de poder afrontar con éxito los desafíos en materia fiscal, recordando lo fundamental de este ancla”, apuntó ante clientes.

Por su parte, la consultora LCG también consideró que es alcanzable esa meta de 1,6% del PBI de superávit. “En un escenario de menores ingresos afectados por la eliminación del Impuesto PAIS; la reducción de Bienes Personales y el recorte de aranceles y retenciones (por ahora, en el caso de la soja sólo temporal), la convergencia fiscal demandará una nueva ola de ajuste”, mencionó y anticipó que probablemente se concentrará en subsidios y gastos operativos, junto con “en aquellas áreas que preserven nichos de ineficiencia todavía no corregidos, tal como sucedió en los últimos meses”.

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